feliz día, ladies

es sábado. 8 de marzo, dicen desde hace más de un siglo que, hoy, es el día de la mujer. son las 15.10. entro a un local de una de esas cadenas de depilación. me recibe débora bello en un afiche. escultural y con un cavado perfecto. ni un poro a la vista. adentro, además del olor fuerte y dulce de la cera que funciona mejor que cualquier desodorante de ambiente, hay dos mujeres que esperan. ambas leen revistas. una de ellas tiene sobre su falda un fajo de seis. voracidad editorial o la espera viene siendo muy larga. hace frío, el aire acondicionado es viejo, todo es de un blanco medio dudoso. de fondo bonnie tyler canta “i need a hero”. la locutora de fm lee un mensaje. la mujer que escribe pide que el día de la mujer sea feriado. sigue la música. siguen las cantantes mujeres. saco un libro, me siento fuera de tono y hasta ridícula. voy al revistero, tampoco me voy a hacer la cosa. todas las revistas están sin la tapa. no se necesita mucho para darse cuenta de que son caras, gente, pronto, paparazzi y, con mucha suerte, alguna hola. como no tengo referencia de tiempo ni de contenido, agarro la más gorda. paso páginas y páginas de publicidad y me encuentro con el casamiento de araceli. se ve que no actualizan mucho el material de lectura. ¿hace cuánto que se casó araceli?

de una de las cabinas de depilación sale una chica: pelo corto, jeans, converse, cartera de michael kors, cara de pocos amigos. le dicen cuánto es. paga, recibe su vuelto y se va. en el otro lugar al que voy siempre las chicas salen felices, saludan con un beso a la depiladora, le dicen gracias fulanita y le dejan propina. propina que puede llegar a ser de más de cincuenta pesos (¿está mal no querer dejar propina?). me preocupo. capaz la cadena de depilación no fue una buena elección. sigo esperando. sale otra. trenza, jeans, crocs. me resulta fascinante las mujeres que pueden ir a la depiladora de jeans. yo voy con lo peor que tengo, con el pelo sucio y con el ánimo alterado porque sé que voy a sufrir. así que siempre pido por favor que no me encuentre con nadie conocido. las mujeres que van de jeans no tienen ese problema. las mujeres que van de jeans no vienen de almorzar en lo de sus padres 500 gramos de bife angosto bien jugoso.

las mujeres que leían las revistas entran, cada una, a un cubículo. una de ellas saluda a la depiladora en cuestión con efusividad. tal vez la experiencia no sea tan mala. dos más tocan el timbre. hay una que se va a hacer los pies y las manos. un sábado. pies y manos. andá a dormir la siesta, es lo único que puedo pensar.

—la próxima para depilarse

—yo

—¿qué te vas a hacer? 

feliz día, ladies.